lunes, 6 de diciembre de 2010

Y por primera vez agradezco que no te dejes estar aunque quieras, agradezco no poder alzar la mano y tocarte, no verte sonreír desde el otro lado del cristal que plantarías entre los dos si me tuvieras y no te tuviera, por cobarde, como si fuera a destrozarte, como si hubiera algo malo en mis intenciones de quererte. Porque quizás si me has dotado de capacidades suficientes para destrozarte, porque quizás tenga alguna parte de ti entre mis manos y no sepas cómo hacerte con ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario